I, TONYA | El biopic que saca lo mejor de Margot Robbie

I, TONYA | El biopic que saca lo mejor de Margot Robbie

I, Tonya se revela contra la clásica narrativa del género biopic. La producción logra una forma de contar la historia que la hace muy original. Desde la primera escena uno ya se da cuenta de que la película no va a ser “bonita”, sino una dura historia de superación y crecimiento personal.

Se narra la historia de Tonya Harding (Margot Robbie), que trata de sobrellevar su dura infancia mientras se centra en su carrera como patinadora profesional. A todo esto se suma el maltrato de su marido y el rechazo de su figura materna. Previo a los Juegos Olímpicos de 1994, una de las rivales de la protagonista, Nancy Kerrigan, sufre un terrible “accidente” cuando dos criminales —bajo la orden del marido de Tonya— la dejan inválida, impidiéndole participar. Esto mete a Tonya en una situación muy complicada, que pone en peligro su futuro.

Podemos decir que la película se divide en partes. Cuenta el recorrido de Tonya hasta convertirse en campeona olímpica, pero a partir del segundo acto arranca la conspiración, dando lugar a una nueva trama que se prolongará hasta el final. Gracias a este cambio, la cinta logra combinar distintos géneros —romántico, drama, histórico y hasta policíaco— sin abandonar nunca su esencia inicial.

Dato importante: este enfoque no solo mejora el ritmo, sino que integra mayor diversidad narrativa, consiguiendo una historia juguetona y dinámica que se mueve con fluidez gracias al guion y a los personajes.

Lo más destacable de I, Tonya, y lo que consigue muy bien, es la transformación y evolución de la protagonista.
Tras los abusos de su madre y su marido, que la convierten en una persona soberbia, se hace visible para el espectador ese único deseo interno de ser querida, de dar lo máximo con lo que le queda: el patinaje.

La película está plagada de personajes con fuertes traumas psicológicos. Juntos conforman una red desequilibrada de sucesos imprevisibles, con mucha violencia visual y emocional. Se añaden además toques de humor sutil que contrastan con la crueldad humana. En esta cinta se demuestra cómo la educación y las personas con las que elegimos vivir pueden definir o destruir una vida. Tonya no tuvo una infancia sencilla, pero supo canalizar su odio a través del patinaje. La película deja importantes lecciones de vida que invitan a la reflexión.

Margot Robbie se mete de lleno en el papel de la patinadora y nos deleita con una interpretación asombrosa. Demuestra la gran actriz que es y su capacidad camaleónica para adaptarse a cualquier papel. El elenco es perfecto de principio a fin. El trío formado por Robbie, Sebastian Stan y Allison Janney encarna con precisión el enfado, odio y frustración hacia el personaje de Tonya, haciendo que cada segundo en pantalla sea tan intenso como incómodo.

La narración se construye desde la perspectiva de un mockumentary, como si los personajes fueran entrevistados. Se rompe la cuarta pared para conectar mejor con el público y explicar escenas desde dentro, lo cual es muy original y se aparta del clásico estándar de los biopics, aportando un tono cómico e irónico al filme.

I, Tonya pasó algo desapercibida, lo cual es una pena. Es una gran producción, con una excelente selección musical que refuerza el drama y la ambientación de época. Merecía más reconocimiento. Al menos, un Oscar para Robbie y otro para el montaje. Ya está en mi lista de biopics preferidos.

Comentarios

Aún no hay comentarios. ¿Por qué no comienzas el debate?

Deja una respuesta