Para los que seguís pensando que las segundas partes nunca fueron buenas, es que aún no habéis conocido a estos príncipes en mitad de una crisis existencial
El pasado viernes tuve la suerte de asistir al estreno de la nueva temporada de Ya me has tocado el cuento en los Teatros Luchana. Venía con el recuerdo fresco de No me toques el cuento, así que no os voy a mentir: llegaba con muchas expectativas. Y, creedme, se cumplieron con creces.
Mira que es complicado dar dos tiros certeros, pero está claro que la mente de Olivia Lara Lagunas va a una velocidad que el resto de los mortales no podemos comprender. Ella firma el texto, la dirección y además la música junto a David Rey Sánchez, y lo hace con una frescura y una lucidez que convierten esta secuela en un auténtico acierto.
Hombres fuertes y valientes en peligro, ¿qué puede salir mal?
Ya me has tocado el cuento nos presenta a Florian, Felipe, Bestia y Enrique tras la marcha de sus princesas. Lo que empieza como una comedia de enredos y reproches acaba siendo una crítica directa y desternillante a la masculinidad tóxica en su máximo esplendor. Cuatro príncipes que han perdido a sus parejas y tienen que aprender cuál es el sentido de la vida para superar el mal trago.
El reparto actual —Víctor de la Fuente, Pedro Cerezo (cover de Felipe en esta función), Alejandro Chaparro y José Cobertera— se deja la piel sobre el escenario. Cada uno imprime a su príncipe un sello único: desde el que va de valiente hasta el más deconstruido, todos pasan por un carrusel de emociones que mezcla risas, enfados absurdos, confesiones y momentos de ternura. La química entre ellos es brutal, y eso hace que cada gag funcione y que los silencios también digan mucho.
Ni tan fuertes, ni tan valientes
El punto más cómico de la obra llega cuando, pese a sus discursos de independencia y fortaleza, los cuatro terminan recurriendo al hada madrina. Esa escena es un auténtico desparrame de carcajadas y demuestra la esencia de la obra: hasta el más valiente necesita ayuda, y hasta el más perfecto (como Florián, que parte del punto de ser el más deconstruido) tiene que mirarse al espejo de vez en cuando y aceptar sus defectos.
Cada detalle vale la pena
Si algo hay que subrayar es la música original de David Rey Sánchez y Olivia Lara Lagunas. No son simples canciones de transición: cada número es un desahogo, un grito de sinceridad en clave de comedia que convierte la obra en una experiencia completa. Aquí es donde más se nota el talento de Olivia para hilar ideas potentes con humor y sensibilidad.
El vestuario, la iluminación y el diseño sonoro completan una puesta en escena cuidada y ágil, sin excesos, pero con detalles que hacen brillar todavía más a los personajes. Todo fluye con un ritmo que hace que la hora y media de función se pase volando.
No, en serio, corre a verla
En definitiva: Ya me has tocado el cuento no es solo una secuela, es una segunda parte que de verdad vale la pena. Una comedia brillante, irreverente y muy necesaria que te hará reír a carcajadas y, al mismo tiempo, reflexionar sobre los roles que nos han vendido desde siempre.