Pues para qué nos vamos a engañar. Venom, habrá matanza es Marvel en estado puro. Le pese a quién le pese, la cinta dirigida por Andy Serkis es un cómic de Venom en movimiento.
Venom, habrá matanza funciona. Y lo hace por varias razones; entre ellas, su corta duración. Noventa minutos que nos dejan sin respiro y, por otro lado, tenemos una bis cómica entre el rifirrafe de Eddie Brock y el simbionte que resulta hilarante desde el principio con algunos momentos que rozan desde el slapstick a la epicidad matrimonial de ‘La guerra de los Rose’.
El contrapunto a esta relación la pone nuestro siempre bienhallado Woody Harrelson que, pese a nuestras dudas iniciales, interpreta a un inquietante Cleetus Kasaday, aka Carnage. Quizás un poco menos pasado de vueltas que en las viñetas y que en el filme tiene pretensiones de haber sido lo que han hecho de él y no el héroe de su propia historia.
Harrelson hace de serial Killer acompañado de su gran amor, su brillante luz, Naomie Harris que interpreta a Grito. Cabe señalar que el intérprete parece repetir su papel de ‘Asesinos Natos’ junto a su paternaire. Dos jóvenes enamorados que han pasado una infancia traumática y cuyas circunstancias les han hecho ser unos psicópatas. Eso sí, aquí, con un punto divertido.
En cuanto a los efectos, sin ser tan impactantes u ostentosos como los de otras cintas de Marvel, están bastante logrados. A Venom ya lo habíamos visto en la primera entrega y cumplía bastante bien. Aquí sencillamente, refuerza el aspecto y algunos cambios notables pero, en cuanto a Carnage, bueno, es sencillamente espectacular. Su diseño es aún más aterrador que en las viñetas, demuestra toda su fuerza desde que aparece en el filme y la proyección del simbionte es espectacular.
Sobre la escena post créditos no os decimos nada por lo significativa y reveladora que resulta. Baste decir que Venom ha llegado para quedarse.
-Alberto Perni
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