En una historia llena de magia y elementos fantásticos, es lógico que la adaptación en streaming de The Sandman sea una especie de milagro. Los intentos de montar The Sandman, basada en los inmensamente queridos cómics de Neil Gaiman, han sido constantes desde principios de los años noventa.
Es de suponer entonces que para los devotos de The Sandman, esta miniserie de Netflix es como un regalo de los dioses, los seres inmortales que personifican conceptos como los sueños, la muerte y el destino. Pero, ¿qué pasa si no eres un megafan? ¿Y si no te has pasado los últimos 30 años esperando que se cumplan tus sueños en la pantalla? ¿Ofrecerá The Sandman el mismo encanto embriagador?
Sí y no. La serie es definitivamente alta fantasía, lo que significa que su complejo mundo puede ser denso y un poco inaccesible a veces. Por supuesto, si se está versado en el género -y la fantasía está de moda en la cultura pop-, no debería resultar demasiado oneroso.
Sin embargo, los recién llegados pueden tener dificultades durante los primeros episodios para entender la profunda historia de The Sandman. Además, el ritmo de la serie es muy lento en la primera mitad de la serie, mientras te adaptas a su exigente narrativa.
Pero si se aguanta hasta el quinto episodio, la serie, elegante y visualmente atractiva, da sus frutos.
Para los no iniciados, The Sandman se centra en Sueño (Tom Sturridge), un inmortal que gobierna El Sueño y los seres humanos dormidos. Cuando es secuestrado por un ocultista de principios del siglo XX (Charles Dance), pasa cien años en cautividad.
Cuando finalmente es liberado, se encuentra con que su reino está desordenado y con varias amenazas sueltas. Debe viajar a través de los reinos, encontrando una serie de personajes que ayudan y dificultan su búsqueda para restaurar el orden.
Aunque el tono es coherente, cada episodio puede variar mucho. Destaca el sexto episodio, protagonizado por Kirby Howell-Baptiste (The Good Place) como Muerte, la hermana de Sueño. Se aventuran en una secuencia en la que Muerte se encuentra con varias personas al final de su vida, y son 20 minutos de narración hermosos y conmovedores.
Otro episodio cuenta con David Thewlis (Harry Potter y el prisionero de Azkaban) como el doliente John Dee, que utiliza el rubí encantado de Sueño para sacar a la luz los deseos más oscuros de la gente, mientras que el capítulo de Jenna Coleman se sumerge en las filosofías del arrepentimiento.
Ese es el punto fuerte de The Sandman, la forma en que arma con imaginación su historia más amplia para explorar historias más pequeñas sobre el amor, el tiempo, la soledad, la amistad y las sombras que acechan donde no nos atrevemos a mirar.
No todos los episodios te golpean de la misma manera, al igual que no todas las emociones tienen el mismo efecto. Lo que en un momento parece un ejercicio de frialdad puede envolverte por completo al siguiente.
Y todo ello está empaquetado en una serie brillante y fascinante que cautiva más que aleja.
Valoración:★★★★
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