Zombis. Acción. Comedia. Un plano secuencia. Y un equipo poco habitual. Eso es lo que nos presenta Michel Hazanavicius en su último proyecto. Una comedia francesa de situación que, a priori, podría parecer algo muy típico. Pero que guarda mucho en su interior. Y que se va a poder disfrutar a partir del 4 de noviembre en las salas de toda España.
Un grupo de amigos se dispone a realizar una película de zombis en un edificio abandonado. Entre técnicos y actores desganados, parece que sólo el director está dispuesto a invertir la energía necesaria para terminar su película de terror de bajo presupuesto. Pero la inesperada irrupción de auténticos muertos vivientes perturbará el rodaje original…
Recordemos que, Corten!, es un remake de una película japonesa del año 2017, One cut of the dead. ¿Las comparaciones son odiosas? ¿Son siempre malas? En algunos casos, quizás. En este, no tanto. Michel Hazanavicius consigue salir airoso de este ejercicio de remake. Algo que no hubiera sido muy sencillo en manos de otro autor.
¿Por qué digo esto? Pocos directores han sabido, y saben, reflexionar tanto y tan bien sobre el propio cine, el arte de hacer cine, su lenguaje y sus claves como M. Hazanavicius. Ya se veía en sus inicios esta tendencia, que continuó en OSS 117, parodiando el cine de espías; y, sobre todo, en su más aclamado y laureado film, The artist, del año 2011. Donde hace gala de sus mejores recursos, dejando una increíble pieza cinematográfica muda, trabajando bajo las claves del cine mudo de los años 20.
En esta ocasión, recoge los mejores elementos del original y crea una pieza única, simple, efectista y maravillosa. Si bien es cierto que hay personajes que funcionan mejor en su predecesora, en esta nueva visión no se quedan atrás y todos tienen unas personalidades muy acordes al tono general, al lugar y a los actores. Un ejemplo de ello sería la propia figura del director que, en la película de Hazanavicius, funciona muy bien pues Romain Duris está espléndido. Sin embargo, por la extravagancia general, está mucho mejor aprovechado en la versión japonesa. Y, tres cuartos de lo mismo, sucede con la figura del sonidista.
En cambio, hay otros que tienen más desarrollo y un mayor peso y desempeño en esta última versión. El actor protagonista cuenta con un arco más marcado y más interesante, pues parece dedicarse única y exclusivamente a incordiar, fastidiar y poner en duda al director. Algo que, a más de uno que haya dirigido algún proyecto audiovisual, le resultará familiar. Cosas de actores.
El ayudante de dirección, en busca de papeles más grandes y formas de sobresalir sobre el resto del elenco, es otro punto diferenciador que se añade para enriquecer esta versión. Además, Hazanavicius nos regala un nuevo personaje, Fatih, el músico. Una delicia de personaje que acrecenta tanto la locura como la discordia a toda la cinta en general.
A todo esto, hay que agregar una nueva visión sobre la comedia. Lo más importante. Ya la versión japonesa contaba con un toque humorístico muy característico. Sin embargo, este remake hace todo lo posible para provocar la carcajada, más si cabe, en el espectador. Hace uso del mejor humor francés para endulzar, aún más si puede, un material original muy agudo. Entonces, ¿es mejor la japonesa o la francesa? Eso sólo lo podrá decidir, por una parte, el tiempo y, por la otra, el espectador individual. Cuál de las dos le llegue más, cuál de las dos disfrute más, cuál se le quede en la retina. Solamente se puede decir que, gracias al señor Hazanavicius, vamos a tener diversión y zombis por mucho tiempo.
Es por todo ello que, Corten!, es una más que deseable película para pasar el rato, descubrir un nuevo tipo de género, apoyar el cine europeo y explorar los intríngulis de la artesanía del cine.
– Marcos de Isidoro
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