El director Gilles de Maistre, junto con el naturalista Kevin Richardson, nos presenta la historia de Mia, una niña que regresa a Sudáfrica tras vivir casi toda su infancia en Inglaterra. Sus padres deciden retomar el negocio de su abuelo: un criadero de leones. La idea es ayudar a la supervivencia de la especie, amenazada por los cazadores, haciéndolo rentable económicamente gracias al turismo de “safari fotográfico”, y a la venta de leones a zoos y otras reservas.
La vida de Mia gira 180 grados: un nuevo país, nuevo colegio, separación de sus amigos,… La niña es completamente infeliz durante medio año, hasta que una nueva amistad llega a su vida, la de un cachorro de león blanco, una subespecie extremadamente rara, de la que apenas existen ejemplares. Este cachorro hará, por fin, rentable la granja, gracias a la enorme afluencia de turistas. El problema es que Mia lo trata como a una mascota, y sus padres no están de acuerdo con esto.
A partir de aquí, podemos valorar la película de dos formas. La primera es de forma cinematográfica. Se trata de una película familiar, que no reinventa la forma de hacer cine, pero que le da una verosimilitud tremenda. Y es que la cinta se ha grabado a lo largo de tres años, para que la relación de la actriz Daniah De Villiers con el león Thor (Charlie en la película) fuese completamente real, y que los actores creciesen en la película al mismo ritmo que en su vida, sin tener que recurrir a otros actores u otro león. Además de esta genialidad, el rodaje se realiza en parques naturales, con animales en libertad y unos paisajes impresionantes.
La película tiene muchos puntos humorísticos enfocados a los niños, aunque también algunos más adultos. Los personajes son creíbles, depende tu visión del mundo empatizarás con Mia, incapaz de pensar que su amigo felino pueda hacerle daño, con su padre, realista aunque con ganas de soñar con un mundo mejor, o con su madre, idealista, intentando mejorar el mundo. Los actores eres elegidos no son demasiado conocidos, a excepción de la cautivadora Mélanie Laurent, pero cumplen sobradamente. De Villiers es un gran descubrimiento, esperemos que reciba algún reconocimiento por su papel. Una banda sonora muy variada le da otro toque de originalidad a la cinta.
La segunda forma de valorar esta película es medioambientalmente. Normalmente, a los que nos gustan los animales, no nos suelen gustar las películas con animales, ya que no nos parece ético utilizarlos, y no sabemos en qué condiciones han estado durante el rodaje. Pero en este caso la cosa es radicalmente diferente. Además de ser una película que ayuda a concienciar sobre la situación de los leones en la actualidad, nos muestra el negocio legal de algunos criaderos: la caza enlatada, es decir, turistas que pagan una gran suma de dinero por matar a un animal en un recinto vallado, en este caso leones. Los animales que aparecen en la película están en estado salvaje o son de criaderos que no realizan este tipo de acciones. El león protagonista fue rescatado, iba a ser vendido a los cazadores. Muy recomendable leer esta entrevista al director y al naturalista.
Así pues, nos encontramos con una película familiar, divertida pero con momentos duros, rodada a lo largo de tres años para hacerla real, y con un gran mensaje de respeto a la naturaleza. Desde mi punto de vista, su visionado es imprescindible.
Estreno es España: 12 de abril.
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