La artista catalana nos hizo saltar en una noche llena de emoción y sorpresas.
El concepto detrás de Luna Ki siempre ha sido impresionante: muchos han llegado a comparar las performances de Luna con artistas como Lady Gaga y, sinceramente, tengo que decir que es así: Luna es una fiera sobre el escenario, un alma fuerte que no tiene miedo a sentirse vulnerable y a mostrar su talento al mundo.
Llevaba mucho, mucho tiempo queriendo ver a Luna. Desde sus comienzos con Unknown 404 hasta a emoción de la posibilidad de una canción suya en eurovisión, Luna Ki es de esos artistas que te acompañan en los buenos y es los malos tiempos, una bandera, un asta a la que aferrarte, una voz de la Generación Z, de mi generación, que no tiene miedo a gritar las cosas tal y como las sentimos.
Su concierto en la Riviera fue eso: una liberación, un éxtasis, un espacio donde por un par de horas la vulnerabilidad no es mala. Así es Luna y así es su música. De Generación de Cristal a Septiembre, pasando por Enero, La Partida, Voy a Morir, Febrero o Cuatro bodas. Una Luna sin miedo a quitarse el pelucón, a cantar Dispara al piano o a sentarse a piano y voz sin filtros para demostrar la talla de artista que es.
Sin duda, una noche inolvidable para todos los que estuvimos ahí.
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