Stephen King escribió una vez: “Me gustan las películas de terror por la misma razón por la que me gustan las anchoas en mi mitad de la pizza: porque sí”. Pero… ¿y los pósters de cine de Terror?
En la actualidad, tenemos sobreinformación de cualquier estreno cinematográfico. De hecho, antes de llegar a ver el póster, ya conocemos demasiado por las revistas especializadas o por las redes sociales, incluso sabemos cuándo se está rodando un film. Sin embargo, Stephen King no quiere saber nada antes de ver la película, quiere sorprenderse o que le sorprendan. Es un gran cinéfilo old school. Probablemente, no sea muy académico, pero eso (sinceramente) nos da igual. Él sigue recordando, en sus libros, los momentos de infancia y juventud como espectador de las sesiones dobles, de los autocines de pueblo, de las películas de Roger Corman, adaptando las historias de Edgar Allan Poe, con Vincent Price de protagonista. Y hay algo bonito y nostálgico en todo ello. Los pósters y lobby cards en el hall del cine eran la única información que tenía y su puerta de entrada hacia ese mundo de fantasía. De niño, sus ojos devoraban carteles de películas de “serie B” de la American International Pictures (1954 – 1968) sobre demonios, fantasmas, adolescentes desbocados y jovencitas en bikini.
Para él, y para muchos de nosotros, el cine es soñar con los ojos abiertos. Y para soñar es mejor no tener demasiada información visual. Si una película es como vivir un sueño, el póster de una película es la imaginación pura, el preámbulo o la chispa que enciende ese sueño, y en lo que se refiere a películas del género fantástico y a sus carteles de lanzamiento, este argumento puede esgrimirse elevado a la décima potencia.
Todos sabemos que los cárteles cinematográficos persiguen unos objetivos comunes a los de la publicidad: convertir a quien los mira en comprador lo antes posible. Pongamos, por ejemplo, un póster, como el de ‘El Resplandor’ (Stanley Kubrick, 1980). Éste contiene una frase directa (“Una obra maestra del terror moderno”) que nos ayuda a interpretar lo que vemos, la ilustración del gran Saul Bass. En este caso, los colores chillones amarillo y negro (que conllevan sensaciones de peligro y ansiedad) actúan como etiqueta visual que nos dice sin rodeos que se trata de un film de terror. Otro buen ejemplo, es el póster que anunciaba la versión cinematográfica del primer libro de Stephen King, dirigida por Brian de Palma. “Si te gusta el terror –decía-, lleva a Carrie al baile de fin de curso”. Ambos son pósters de versiones cinematográficas de los bestsellers del maestro del horror y ambos tienen un mismo denominador común: el público objetivo al que se dirigen.
¿Y a Stephen King le gustan los pósters de sus historias? La verdad es que en su Top 10 no hay ninguna de sus versiones cinematográficas. No obstante, os dejamos a continuación la lista realizada por el propio Stephen King, publicada hace unos años en la introducción del libro “Graven Images” de Roland V. Borst. Los 10 pósters de cine de terror que más le gustan no están organizados de mejor a peor, pero dan una idea de los gustos visuales del propio King. ¡Disfrutad y temblad!
El muñeco diabólico 2 (Child’s Play 2, 1990)
La noche del demonio (The curse of the Demon, 1957)
La Tierra contra los Platillos volantes (Earth vs. The Flying saurces, 1956)
Yo fui un Frankenstein adolescente (I was a teenage Frankenstein, 1957)
Yo fui un hombre lobo adolescente (I was a teenage Werewolf, 1957)
La noche de los muertos vivientes (The Night of the living dead, 1968)
La casa de papel (Paperhouse, 1988)
Rabia (Rabid, 1977)
La Criatura (The She-Creature, 1956)
La Humanidad en peligro (Them!, 1954)
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