Soy de los que piensan que todas las películas se merecen una oportunidad y que hay que dejarse sorprender por las propuestas novedosas de los directores. Una vez que las ves, es cuando puedes empezar a cuestionarte si el director logra lo que quiere: hacer una propuesta entretenida, interesante o al menos te incita a plantearte cosas. En esta ocasión, el film no logró que yo lo entendiera porque no me dio las herramientas suficientes o realmente es que no había nada que entender, os cuento abajo.
El viernes 28 de octubre llega a las salas de cine españolas Edén, un drama psicológico protagonizado por Charlotte Vega (Marina), Marta Nieto (Lidia), Israel Elejalde (Victor) y Ramón Barea (Félix). Éste supone el primer largometraje de Estefanía Cortés, la cual hace a su vez de guionista y directora.
La película comienza con Marina viajando en un coche y teniendo una conversación donde te dejan entrever que, aunque no puede saber a dónde se dirige, no hay nada que la retenga en contra de su voluntad. Marina, quien tendrá un peso ligeramente más importante durante toda la película, es la primera en llegar a la casa situada en los vastos montes de Aragón, donde sucederán los acontecimientos.
Poco después, aparece Lidia y finalmente los otros dos protagonistas. Según avanza la película nos van contando la premisa principal de la misma: el “suicidio asistido” de los cuatro e iremos conociendo un poco más de cada personaje. Y es aquí donde empiezan los problemas (y no me refiero a giros inesperados tipo Saw ni a una maquiavélica historia de terror), ya que se queda corta en muchos aspectos referentes a la historia y psicología de los mismos por lo que no logramos empatizar con ellos.
Infelices los cuatro
Empecemos por los personajes, cada cual más cliché que el anterior: la chica joven introvertida que cree que la vida no merece la pena porque se odia, la psicótica inestable y manipuladora que solo quiere dejar de sufrir, el hombre mayor con cáncer que no quiere ser un estorbo y, por último, el religioso pederasta que no puede perdonarse, aunque busque en su fe el perdón. Y es que, aunque los actores interpretan de manera relativamente satisfactoria la idea de cada personaje, el guion es malo.
Está lleno de conversaciones y escenas que no aportan nada a la historia de los personajes; es lento, tanto es así que, hasta casi la hora de la película no llegamos a saber un poco más de alguno de ellos, e inconcluso, ya que nunca se llega a desvelar el motivo por el que la protagonista quiere suicidarse.
Lejos del paraíso… Para el espectador
No sólo el guion es malo porque no te da contexto ni desarrollo de los personajes, ni ideas clave o reflexiones profundas, es que no te da nada a cambio de tu tiempo. Una película en la que cuatro desconocidos van a sufrir un suicidio asistido tiene, a priori, mil ideas interesantes de las que hablar como: la muerte como parte de la vida, el debate social sobre si el suicidio asistido está bien o no, el miedo a la muerte, según la etapa de tu vida, la muerte vista desde diferentes puntos de vista religiosos, la dudosa ética de empresas que pudieran monetizar dichas muertes… No sé, cualquier cosa habría sido mejor que la absoluta nada.
Además de todo esto, el uso de la cámara y el uso de la música también son pobres. Una cámara fija para casi el 100% de la película que nos hará perdernos detalles en las escenas más importantes, una paupérrima banda sonora compuesta por cinco canciones de corte clásico y dos breves momentos de tensión, eso es todo lo que obtendremos del apartado audiovisual.
Un último apunte
Queda claro que el salto de Estefanía Cortés hacia el ambicioso mundo de los largometrajes se ha quedado a medio camino, pero un mal comienzo no implica necesariamente un mal final. Como decía al principio, es bueno dejarse sorprender de vez en cuando, aunque esta vez haya sido una buena idea muy mal ejecutada, no quiere decir que en las próximas ocasiones no haya una propuesta mejor y con un desarrollo mucho más exitoso.
Por último, y para dejaros con un buen sabor de boca o con una idea de cómo afrontar ver este film, os dejo una idea, y es que de todo se puede aprender en esta vida, y en esta ocasión, tenéis una clase magistral de cómo no hacer las cosas en tu primer largometraje.
– Dani Imparable
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