Llega a las salas de cine gracias a Warner, Cuestión de Justicia, una película que se basa en la historia real del afroamericano Walter McMillian, el cual fue condenado injustamente sin pruebas a cadena perpetua por un crimen que no había cometido. Destin Daniel Cretton se encarga de dirigir esta cinta que nos mostrará la realidad de uno de los momentos clave de los Estados Unidos para un colectivo que lleva décadas sufriendo condenas injustas.
Cuestión de Justicia es una historia real, potente y que invita a la reflexión. Cuenta la historia del joven abogado Bryan Stevenson (Jordan) y de su histórica batalla por la justicia. Después de graduarse en Harvard, Bryan recibe ofertas de trabajo muy lucrativas. Pero él prefiere poner rumbo a Alabama para defender a personas que han sido condenadas erróneamente o que carecían de recursos para tener una representación legal adecuada, y lo hace con el apoyo de la activista local Eva Ansley (Larson).
Uno de sus primeros y más turbulentos casos es el de Walter McMillian (Foxx), que en 1987 fue sentenciado a la pena muerte por el asesinato de una chica de 18 años, a pesar de que las pruebas demostraban ostensiblemente su inocencia. Además, el único testimonio en su contra provenía de un delincuente que tenía motivos para mentir. En los años posteriores, Bryan se ve envuelto en un laberinto de maniobras legales y políticas y de un racismo abierto y descarado mientras lucha por Walter y otros como él, a pesar de tenerlo todo en su contra, incluido el sistema legal.
La narrativa de esta película es la base en todo momento para que la historia nos lleve de la mano desde el principio, en lo que es una de las luchas más difíciles a nivel jurídico de los Estados Unidos. Gracias a ello podremos ver más casos de la época que también estaban en el corredor de la muerte, y que evidentemente todos tienen la misma relación: el color de la piel. Simplemente son personas que han cometido crímenes como otras cualquiera, aunque lamentablemente el principal problema que se denuncia gracias a la cinta es el racismo interiorizado desde hace décadas en el país. Los testimonios que dan los presos a Bryan Stevenson sobre sus casos y las relaciones con sus abogados son escalofriantes. Aunque también lo es el momento en el que decide encargarse de estos casos que nadie quiere llevar y que se sienten abandonados sin haber decidido nada.
Michael B. Jordan es el protagonista principal que conduce en todo momento la trama, ofreciendo uno de sus mejores papeles hasta la fecha. Acompañando a Jamie Foxx en todo momento, Stevenson y McMillian serán uña y carne ya que Bryan no se rendirá hasta demostrar que su cliente es inocente y que no hay ninguna prueba que le permita estar encerrado de por vida. A trevés del personaje que interpreta Jordan veremos ese racismo que se ha mencionado antes por parte de los americanos blancos. Pero poco a poco, según van haciendo descubrimientos sobre el caso, la trama no hará que ponerse más que tensa por las dificultades que tiene una persona de otra etnia para poder demostrar algo como una simple inocencia en el llamado país de los sueños.
Brie Larson también coprotagoniza la película, interpretando a Eva Ansley, otra de las piezas fundamentales de la asociación que forma junto con Stevenson y más compañeros de la profesión para defender a esa gente que ya se daba por perdida. Los dos abogados trabajan sin descanso en una carrera a contrarreloj con las posibles consecuencias de que se establezca una fecha para la ejecución de su cliente. Sin cejar en su empeño de demostrar la inocencia de McMillian tendrán que hacer frente a muchos obstáculos tanto legales como personales que no les hará la vida nada fácil.
Jamie Foxx, bien es cierto que cumple con el papel del conocido como Jhonny D. en ese entonces, aunque queda relegado a un segundo plano pero en ningún momento le hacen sombra. Con esto quiero decir que las actuaciones son muy buenas en general del trío principal, pero quien más sobresale sin duda alguna y que aporta una mejoría abismal es Michael B. Jordan que se está labrando una gran carrera. Me gustaría hacer una mención especial a los demás actores del reparto que completan un gran equipo para una historia que te genera demasiadas emociones y que a día de hoy sigue haciendo falta reivindicar derechos tanto civiles como humanos. Rafe Spall por su parte, tiene otro de los papeles clave de la cinta al meterse en la piel del fiscal del distrito, poniendo siempre obstáculos a los que simplemente quieren defender y ayudar a los que más los necesitan.
Durante las dos horas aproximadas de la película nos veremos inmersos en la historia, ya que la música y la fotografía ayudan a seguir con el ritmo hasta conocer el destino de nuestros protagonistas. La fusión de estos dos elementos son bastante clave, ya que consiguen que nos introduzcamos aún más en la historia y viajemos tanto en tiempo como en espacio para ser un espectador más de los sucesos. Y antes de terminar, si queréis saber más detalles de los personajes en la vida real durante los últimos años, quedaros a ver los primeros créditos ya que se van aportando datos de muchos de ellos.
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