La segunda temporada de este espectáculo, basado en la aclamada novela de María Dueñas, podrá verse hasta el 23 de junio en el Teatro La Latina
Dice un proverbio judio que “Dios no podía estar en todas partes, así que las creó”. Un vocablo, cinco letras y un significado chillao o como escribió el poeta Khalil Gibran, “la palabra más bella pronunciada por el ser humano”. M de MAGIA por los besos que sanan; A de AUTORIDAD por las lecciones que marcan; D de DULZURA por los abrazos que atrapan; R de ROMA por el amor, al derecho y al revés, que regalan y E de EMPATÍA por los sueños que dejan. Ninguna acepción en el diccionario, MADRE no hay más que una. Criaturas “casi celestiales”, como añoraba Abraham Lincoln, que con solo una mirada sabe lo que nos pasa. Diez meses, cuarenta semanas y un latido después, damos las gracias, cada primer domingo de mayo, a nuestras superheroínas, de carne y hueso. Mamás sin capas, pero con mucho coraje, nada a cambio, nos dan la vida, nos enseñan a comernos el mundo a dentadas y nos quieren hasta el infinito y más allá con nuestros primeros dientes y nuestras últimas canas.
Mayo, el mes por excelencia del amor maternal. Cruces floreadas en las plazas y auroros entonados elogian a la Virgen y a la madre que nos parió. Aunque muchas veces nos peleamos y con un perdón siempre en la boca, no decimos los suficientes ‘te quiero’ por vergüenza. El Teatro La Latina se convierte en el micrófono perfecto para expresar sin miedo, que son el combustible de nuestras vidas. Mejor que un ramo, una colonia o una tarjeta, ‘El Tiempo entre costuras, El Musical’, el REGALO en mayúsculas. Esta producción de Beon Entertainment, basada en la aclamada novela de María Dueñas, es emocionante, elegante, sofisticada, cuidada al detalle, pero sobre todo te atrapa entre sus alas y te toca el alma. Con su segunda temporada a punto de acabar, una experiencia inolvidable para enunciar, mirando a sus ojos, nuestro más sentido ‘mamá’. Hasta el 23 de junio en este emblema madrileño, no serás artista pero si modista o espía.
Beon Entertainment es la madre de las compañías teatrales. Un sello de calidad, en el que no se deja un fleco sin cuidar. Tras éxitos como ‘El Médico’, ‘La Historia Interminable’ o ‘Antoine’, basado en las vivencias del escritor de ‘El Principito’ y a punto de estrenar en los próximos meses y años ‘Los Pilares de la Tierra’ y ‘Patria’, vuelve a coronarse con ‘El Tiempo entre costuras, El Musical’. Fidedigna a la obra original y supervisada por su creadora, es una odisea apasionante en la que los talleres de alta costura, la elegancia de los grandes hoteles, las conspiraciones políticas y las oscuras misiones de los servicios secretos, se entremezclan en una historia de amor, que quita el sentio. Madrid, Tetuán, Tánger o Lisboa, un viaje sin despegarte del respaldo gracias a su puesta en escena milimétrica. Buena iluminación y con algún que otro fallo de sonido, que solucionaron con maestría los técnicos, y una escenografía evocadora dan forma a este espectáculo, que transcribe las aventuras de Sira Quiroga del libro a las tablas de La Latina.
La moda juega un papel fundamental en el show, donde el departamento de vestuario, en este caso, es el protagonista indiscutible. Cada función, el público asiste a un auténtico desfile. Más de 300 cambios, muchos de ellos uniformes españoles y alemanes originales, y 40 pelucas y tocados te trasladan a otra época sin previo aviso. Una producción sofisticada, glamurosa, que hila muy fino y remata con hilo de oro. No da puntadas sin saber y para que sus trajes y atuendos sean la envidia más allá de la Gran Vía madrileña, Lorenzo Caprile es su artífice. Aparece un vestido verde y rojo, que lleva Sira Quiroga, interpretada por Alba Cuartero, que cualquier persona querría tener en su fondo de armario, incluida la mismísima Barbie de Margot Robbie. En otras palabras, es hacer alta costura en el escenario, un valor diferenciador.
Mención aparte, dentro del elenco, merece Alba Cuartero. Sin ninguna duda, la reina del show. En casi tres horas de espectáculo, en ningún momento se baja del escenario, llevando sobre su espalda todo el peso de la función. Apenas conocía otras de sus actuaciones, pero en ‘El Tiempo entre costuras, El Musical’, que fue la primera toma de contacto, me dejó ensimismado. He de confesar que después de haberla entrevistado por teléfono, quería conocer más sobre su personaje. Esta navarrica, que quería ser artista como Concha Velasco, es una voz blanca, pura, potente y bella, que emociona, te hipnotiza y te eriza la piel con las primeras notas. Con talento como el suyo, las producciones musicales en España pueden respirar tranquilas, ya que viene una cantera que va a dar mucho de qué hablar en años venideros.
‘El Tiempo entre costuras, El Musical’ cuenta con un reparto a la altura. La elegancia de Jan Forrellat, el deje de Teresa Alba, el histrionismo de Fran León, la emoción desbordante de Noemí Mazoy, la sutileza de Gema Bastante, la potencia de Paco Arrojo o las tablas de Alberto Vázquez, por mencionar algunos, encandilan a los asistentes con grandes actuaciones. Me quedé con ganas de poder ver a Esther Santaella sobre el escenario, aunque si no es aquí y es en otros espectáculos, tarde o temprano, romperé el silencio entre aplausos.
“Es una historia que te atrapa desde un inicio, que te agarra las entrañas hasta que no te suelta hasta el final. Habla sobre la amistad, la relación maternal, el amor, la pasión y el espionaje. Intriga para que no te quieras perder un segundo”, así lo describió hace unas semanas Alba Cuartero en una entrevista en ConCdeCultura. Después de verlo, son unas palabras muy acertadas. Hasta el 23 de junio, en el Teatro La Latina, aunque a mitad de mayo hace escala en tierras mañas, podréis disfrutar de ‘El Tiempo entre costuras, El Musical’. Un espectáculo para mostrar nuestro cariño a la persona que nos despierta cada cumpleaños cantando o nuestro afecto a esa contadora de cuentos que nos dice que somos cerditos de menta o flores raras y hermosas, que florecemos en la adversidad. ¡Feliz Día de la Madre! ❤
Es un musical, pero el sonido es malo. El Teatro Cervantes tiene buena acustica
Muchísimas gracias Fuerte abrazo