Este clásico teatral, basado en la novela homónima de Gaston Leroux, podrá verse hasta el 26 de mayo en el Teatro Albéniz de Madrid y a partir del 14 de agosto, en el Arriaga Antzokia de Bilbao. En septiembre, regresa a la capital con su segunda temporada
Alguna vez os habéis preguntado, ¿QUÉ ES EL ARTE? A priori, un planteamiento muy filosófico para responder a la ligera. Os resultaría más fácil decir vuestro DNI, en mi caso tardé tiempo en aprenderlo, o lo último que habéis desayunado. El Diccionario de la Real Academia Española da unas cuantas pinceladas en su definición: “manifestación de la actividad humana mediante la cual se interpreta lo real o se plasma lo imaginado con recursos plásticos, lingüísticos o sonoros”. Esa capacidad, habilidad para hacer algo genera más dudas que certezas. ¿Una sinfonía de Beethoven lo sería? ¿Una procesión de Semana Santa? ¿Un plato de tres estrellas Michelín? ¿Un vaso medio lleno en la exposición de Arco? ¿Una corrida de toros en La Maestranza de Sevilla?. Cerebros como los relojes de Dalí, la respuesta ante vuestros ojos. Qué es y qué no, esa es la cuestión, depende de cada uno de nosotros, de nuestra manera de verlo, comprenderlo y sentirlo. De acuerdo al diseñador gráfico, Jairo Mirada, “una manera única de expresar sentimientos y emociones. Un medio en el que todo está bien, donde no hay reglas ni limitaciones. No existen métodos correctos o incorrectos, porque simplemente el arte es arte”.
Este 18 de mayo, los museos de toda España desplegaron la alfombra roja para mostrar sus mejores galas, en su sábado más largo. El Teatro Albéniz no ha querido perder la oportunidad de sumarse a la celebración de ‘La Noche de los Museos’, a pesar de no contar con esta distinción. Entre sus paredes, este inmueble madrileño alberga una gran obra de arte, que nada tiene que envidiar a ‘La Gioconda’ del Louvre o a ‘Las Meninas’ del Prado. De belleza incalculable, inmortal, atemporal, un cuadro, en el buen sentido de la palabra, hecho espectáculo. Expuesto sobre el escenario en cada función, cautivando a miles de espectadores de todo el mundo y causando obsesión incluso a los activistas de Futuro Vegetal, no habrá disolvente tan fuerte que te despegue de ‘El Fantasma de la Ópera, El Musical’. Hasta el 26 de mayo, con escala en el Arriaga Antzokia de Bilbao, a mitad de agosto, se puede ver esta historia de amor, producida por LetsGo Company, en Madrid. Su segunda temporada, en septiembre en la capital.
Basado en la clásica novela de Gaston Leroux, siendo, uno de los más aclamados y longevos a nivel internacional, 35 años en escena en Broadway y más de 14 mil funciones en el Her Majesty's Theatre del West End londinense, este espectáculo me ha sorprendido satisfactoriamente. He de confesar que no soy fan de su adaptación cinematográfica, aunque tengo un amigo que la defiende a capa y espada, ni se encuentra en mi top de películas musicales. A pesar de los contras, la versión de Federico Bellone y Silvia Montesinos me ha dejado extasiado. Después de salir del teatro, la sensación que te deja es como si hubieras visto, durante dos horas y treinta minutos, los frescos de la Capilla Sixtina. Pura belleza en el escenario y emociones desbordadas en el patio de butacas. ‘El Fantasma de la Ópera, El Musical’, de Andrew Lloyd Weber, llega a España para que nos emocionemos con las primeras notas de su libreto. Elevado ritmo cardíaco, felicidad, palpitaciones y sentimientos incomparables, artísticamente hablando, un romance turbio, que hará que el público padezca el síndrome de Stendhal.
Si el show de por sí es SORPRENDENTE, como diría Jesulín de Ubrique, el Teatro Albéniz te deja embelesado. Cuando me comentaron que dentro de un hotel, en pleno centro de la ciudad, en un edificio histórico, reconocido como interés cultural, había un lugar donde se realizaban representaciones, pensaba que era imposible y dada la redundancia, para imposible lo que hacen en este sitio. Recientemente reformado y con un hall muy años veinte, al entrar a ver ‘El Fantasma de la Ópera, El Musical’ viajas sin querer al pasado. El espectador se sentirá como si estuviera en la Ópera de París, sin necesidad de visitar el país vecino, gracias a una escenografía evocadora, envolvente, en la cual se cuida el mínimo detalle, combinada con un vestuario de época, elegante y pomposo. Grandes cambios de escenas en un escenario gigante y giratorio, trucos de magia, apariciones y desapariciones, fuego, juegos de luces y sombras, un espectáculo que no deja de asombrar minuto a minuto con música en directo.
En cuanto a la interpretación, como los denomino, el trío de ‘Los Miserables’ es para quitarse el sombrero. Merecen un reconocimiento aparte. Ya sabéis que siento predilección por Talía del Val, la que hizo que me enamorará de este género teatral, por eso y porque fácilmente podría escribir un ensayo alabándola, puedo decir que es el ángel de la obra. Una voz elegante, pura, potente y de extrema bella, que emociona, te hipnotiza y te deja la boca abierta con los primeros compases. Indiscutiblemente, para mí, es the Voice del teatro musical. Espero que tenga una gran vitrina en su casa porque, aparte del premio con su nombre, debería llevarse unos cuantos más por su talento. Junto a ella, destacan los argentinos Gerónimo Rauch y Guido Balzaretti. Para no entrar en conflicto diplomático, son unos monstruos, como diría Rosario Flores. A Rauch se le nota sus tablas en el escenario, ya que hace suyo el personaje, generando en el público miedo, empatía, rechazo y cariño por Erik. En cambio, Balzaretti es vocalmente galán, una magia aterciopelada que escucharías función tras función. El dúo que hace con la protagonista, siendo nada objetivo, de los mejores de este mundillo, te enamora y te hace desear querer vivir un romance así de verdad.
‘El Fantasma de la Ópera, El Musical’ cuenta también con unos secundarios a la altura. La potencia de Marta Pineda, la rectitud de Silvia Luchetti, el control de Francisco Ortiz, la inocencia de Laura Martín o el humor en grandes dosis de Enrique R. Del Portal y Omar Calicchio, por mencionar algunos, encandilan a los espectadores con soberbias actuaciones.
“Es un referente absoluto junto a ‘Los Miserables’ del teatro musical. Una obra artística, que se conserva en el tiempo desde su origen y debido a su coste, se realiza muy poco. Es una oportunidad que nadie se puede perder”, así lo describió hace unas semanas Talía del Val en una entrevista en ConCdeCultura. Después de verlo, son unas palabras más que acertadas. Hasta este domingo, en el Teatro Albéniz de Madrid, aunque a mitad de agosto hace escala en tierras vascas, podréis disfrutar de ‘El Fantasma de la Ópera, El Musical’. Un espectáculo que no dejará indiferente a nadie y te hará replantearte si realmente sabes que es el ARTE. Entre rosas y máscaras, su segunda temporada en septiembre en la capital.
Comments