Eli Roth toma su tráiler falso de hace más de 15 años y lo transforma en una sátira imperfecta pero entretenida.
En 2007, se estrenó en Estados Unidos el proyecto en conjunto de Robert Rodríguez y Quentin Tarantino: Grindhouse. En este trabajo, se presentaron las películas Planet Terror y Death Proof, de Rodriguez y Tarantino respectivamente, en una doble función que emulaba las que se realizaban en los cines clase B. Para hacer la experiencia aún más inmersiva, entre las películas también se mostraban avances de otras cintas de este estilo, aunque no fueran películas reales. Al menos no en ese momento.
De los cinco trailers falsos de aquella época, ya son tres los que se han vuelto realidad: Machete (Robert Rodriguez, 2010), Hobo with a Shotgun (Jason Eisner, 2011) y ahora Thanksgiving/Black Friday (Eli Roth, 2023). Este contexto es importante para entender la génesis de Black Friday y su camino desde ese avance apócrifo hasta la gran pantalla.
Roth toma la absurda premisa de este tráiler -un slasher con temática de día de acción de gracias- y la expande a unos serviciales 90 minutos de historia. El principal agregado a la trama es un incidente inicial en forma de una tragedia que ocurre durante Black Friday, lo que justifica el cambio de título en varios países. Con este nuevo elemento, Roth utiliza el slasher como excusa para criticar el consumismo americano, especialmente la locura que significa el Black Friday hoy en día. Este es uno de los grandes aciertos de la adaptación, que utiliza el humor negro a lo largo de todo su metraje y logra así aprovechar lo absurdo de su premisa para ofrecer risas y alguna mínima reflexión.
Gracias a este tono establecido, se nos presentan personajes exageradamente antipáticos y desagradables, que con gusto veremos morir. Las interpretaciones no son nada del otro mundo, pero están al nivel de lo que podemos esperar en una película de este estilo. En cuanto a las matanzas del asesino peregrino, puede haber una pequeña decepción para los fans del tráiler original. Si bien varias de las escenas del avance falso son recreadas en la película, al cambiarse la estética de clase B por una de slasher más tradicional y moderna, ciertos elementos se han perdido en la traducción. Aunque hay algunas muertes nuevas y creativas, Roth no termina de aprovechar al 100% la temática de acción de gracias e incluso diluye alguna de las escenas del tráiler en esta versión.
En esto radica la batalla interna que tiene Black Friday: por un lado, quiere ser el slasher absurdo en el que te puedas reír y escandalizar, mientras que por otro, busca posicionarse como un slasher moderno al estilo de los reboot de Scream o Halloween. En ciertos momentos, la película queda atascada en un punto medio, donde no es ni una cosa ni la otra. Pero cuando se libera de estas presiones y abraza su lado más ridículo, nos ofrece una buena sátira que además se defiende con una historia adecuada. En este sentido, quizá el asesino no sea el giro más inesperado, pero no tiene nada que envidiarle a las últimas Scream, y es más de lo que solemos recibir de otras imitaciones de este tipo de películas.
En definitiva, Black Friday no vino a revolucionar el género slasher, pero es una buena adición a su catálogo, y una que no vendría mal revisitar en las vísperas de cada Black Friday.
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