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Foto del escritorCon C de Cultura

Chiefs, una joya americana que sigue siendo reivindicable

La palabra telefilme suele estar habitualmente asociada a productos mediocres de origen estadounidense de escasa factura técnica y que prácticamente han colonizado el mundo de la televisión en abierto desde hace ya unas décadas.  Pero no siempre esto fue así: Existió una época dorada dentro del telefilme americano como formato que a pesar de sus limitaciones ofreció entre mediados de los años 70 y 80 autenticas joyas que siguen siendo reivindicables.


Chiefs seria uno de estas producciones encabezada por un gran reparto, con una historia tensa y que se sigue con gran interés Basada en una novela de Stuart Woods cuenta la historia de un pueblecito del sur de los Estados Unidos (lugar que geográficamente a dado y sigue dando pie a ficciones de todo tipo sobre todo macabras..) y su historia a lo largo de varias décadas unida a los cruentos crímenes de un asesino en serie.


La serie fue estrenada con gran éxito en 1983, por esos años el país ya había aceptado al asesino en serie como un producto mas de la cultura popular por muy duro que esto pueda sonar en un principio. Atrás quedaba las andanzas de los Gacy, Bundy, Manson y compañía que no solo generaron horror en la sociedad sino que a su vez denotaron un interés morboso por la vida de los Serial Killer.


La producción destaca porque las andanzas de este asesino van unidas al contexto de su lugar de origen y también a la historia que le rodea. Estamos hablando de Delano un pueblo abiertamente racista donde buena parte de la población y policía incluida simpatizan con el Ku-Klux-Klan y que al igual que el resto del país se vera  sacudida por diferentes hechos históricos como la Depresión de los años 20, la Segunda Guerra Mundial o Las luchas por los derechos civiles.


En  medio de todo esto un  aparentemente inofensivo paleto (interpretado magistralmente por Keith Carradine) asesina sin compasión a jóvenes adolescentes que se encuentran de paso por el pueblo, la clase de joven que nadie echaria en falta, en ese aspecto la influencia de hechos reales como los crímenes de John Wayne Gacy o las películas inspiradas en el celebre Ed Gein, es evidente.


Acompaña el reparto un inmenso Charlon Heston que da vida al banquero del pueblo: un tipo que esta obligado a llevarse bien con todo el mundo y aunque es retratado con bondad su figura no esta exenta de cierto cinismo a lo largo de la historia. La presencia de un jovencísimo Brad Davis, un actor que con el paso del tiempo se convertirá en un icono erótico gracias a su participación en filmes como El Expreso de Medianoche, Carros de fuego o Querelle, para los amantes de este actor hay que reseñar que interpreta a un malvado y racista policía sureño que luce un encuerado uniforme y va a lomos de una motocicleta..

Con los elementos típicos de una producción de intriga la historia tiene momentos emocionantes,  tensos y a ratos muy crueles, la reconstrucción de las diferentes épocas de la vida del pueblo esta francamente bien conseguida, los interpretes están de lujo y tal vez el único punto negativo que se le pueda achacar es que vista en retrospectiva y a los ojos de los un tanto cínicos y desencantados espectadores de hoy en día tal vez la historia tenga un tono buenista y moral que no ha soportado excesivamente bien el paso del tiempo.

En cualquier caso la miniserie se deja ver con mucho agrado e interés y es una buena muestra del alto nivel artístico que los hoy en día denostados telefilmes americanos tuvieron hace unas décadas.

(Oskar Kaos)

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