Irene vive en una casa al lado del mar, viaja a México con frecuencia, sólo tiene relaciones ocasionales, y miente a su padre diciendo que sigue estudiando Medicina. Pero Irene dejó la carrera hace tres años para ayudar a enfermos terminales a acabar con su sufrimiento, haciéndose llamar Miele (miel). Cuando uno de sus clientes le confiesa que no tiene ninguna enfermedad, el mundo de Irene cambia por completo.
Valeria Golino (Euforia) debutó con este impresionante largometraje sobre la eutanasia que no dejó indiferente al público italiano. A pesar del ritmo pausado y de la repetición de esquemas para mostrarnos diferentes finales de la vida de varios personajes, la película es una genialidad. Por ello, tuvo innumerables nominaciones y premios, entre ellos el Globo d’oro a mejor opera prima y el nastro d’argento a directora debutante. La banda sonora es muy variada, ya que las personas que se suicidan eligen música para ello, e Irene siempre va con sus auriculares.
También obtuvo varios premios su protagonista, Jasmine Trinca (Giulia en la mítica Manuale d’amore), debido lógicamente a su impresionante trabajo. Ella es la película. Los secundarios están bien, sobre todo Carlo Cecchi como el ingeniero Grimaldi, pero Miele es lo que hace que la cinta sea tan buena.
Poner la eutanasia en primer plano, criticando que sea ilegal ayudar a alguien que quiere morir, hacen que esta arriesgada película sea imprescindible.
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