El Teatro Reina Victoria de Madrid acoge esta tragicomedia, basada en el clásico homónimo de Fernando de Rojas, hasta el 16 de junio
La vida es puro teatro. Principales y secundarios, deambulando por un gran escenario. Entre aplausos, vítores e incluso tomatazos, desempeñamos nuestro rol en esta función. Bajo una máscara para agradar a la crítica o a cara descubierta, disfrutamos de nuestra historia a la espera de “se baja el telón”. Pero, ¿de qué manera la vivimos?. Decía Charles Chaplin que “es una tragedia en primer plano, pero una comedia en plano general”. Y no se equivocaba. ‘Llorar de risa’ y ‘morir de risa’, expresiones de nuestra jerga, de vocablos enfrentados, que resuenan como amigos o rivales entre bambalinas. Ni Merida ni toga, somos tespios de nuestra propia tragicomedia. Un modo de vivir en el que no necesitamos a coreutas que nos digan cómo hacerlo, sino que somos libres para elegir el lado de la balanza, en la cual queremos estar. Gozar del Carpe Diem con lágrimas en los ojos y sonrisas infinitas.
“La comedia es el género más difícil porque de verdad haces reír o no. Es algo intangible. Lo tienes o no. El drama, en cambio, me resulta más cómodo, ya que no esperas en ese sentido la respuesta inmediata del público, de ese gaje y de esa carcajada, sino que te llevas más por la historia. Como espectadora, me cuesta mucho más partirme de risa que llorar”, explica esta actriz de Barakaldo que al igual que su personaje, tiene unas cuantas vidas. “Afortunadamente, en el teatro hay más papeles para mujeres maduras que en el cine. Me gustaría interpretar a Titania o Lady Macbeth en el futuro”. Después de Núria Espert, Charo López, Terele Pávez, Gemma Cuervo e incluso José Luis Gómez, Anabel Alonso se pone en la piel de la alcahueta, que une los destinos de Calisto y Melibea para siempre. La tragicomedia ‘La Celestina’, “es un premio. Que me den la oportunidad de tocar este registro y que la gente me descubra a mis 60 años, es una suerte. La estoy disfrutando”, podrá verse hasta el 16 de junio en el Reina Victoria de Madrid.
Doce años después de su propuesta, el dramaturgo Eduardo Galán regresa a la capital con una nueva versión. Manteniendo la esencia de la obra original, escrita por Fernando de Rojas, traslada su quid a la actualidad. Esta producción teatral de Secuencia 3 es dinámica, con un lenguaje clásico, pero sencillo, obviando así parrafadas barrocas y arcaísmos, características de la época. Una escenografía moderna y un vestuario muy humanístico completan su puesta en escena. Junto a la dirección de Antonio C. Guijosa, los espectadores podrán acercarse a esta historia universal de nuestra literatura, a través de un relato maduro y meditado, narrado desde el punto de vista de la Celestina.
“Intentó quitarle esa imagen preconcebida que se tiene de la bruja del cuento. Simplemente es una superviviente, que cumple su palabra y se busca la vida, realizando encargos de la mejor manera posible. La Celestina no es tan mala ni el resto tan bueno e inocente como nos han hecho creer”, afirma. Para la construcción de este personaje, Anabel Alonso explica que “hay algo mío en ella y viceversa, que a veces no se donde empieza y acaba. Es una mujer vital que le encanta hacer su trabajo y vivir el momento al igual que a mi. Hay cosas que tenemos muy parecidas y cuanto más le conozco, más me gusta”. Junto a ella, completan el reparto José Saiz, Víctor Sainz, Claudia Taboada, Beatriz Grimaldos y David Huertas.
Tercera, trotaconventos, encubridora, corredera, correveidile, sinónimos de un mismo adjetivo, disfrazados de insultos hacia ellas a lo largo de la historia. “En la literatura, las mujeres libres están mal vistas. A mi personaje se le puede considerar feminista porque era muy adelantada para su tiempo. Ella decía “vive, come, haz el amor, disfruta del cuerpo y del ahora, que luego ya veremos”. Además, remendaba virgos”. De acuerdo al Diccionario de la Real Academia Española, una celestina es “una persona que facilita o promueve de manera encubierta contactos con fines políticos, comerciales o de otro tipo”. A pesar de haber sido una casamentera televisiva en los programas ‘El flechazo’ y ‘Estoy por ti’, Anabel Alonso recalca que “para nada soy cotilla ni alcahueta”, aunque aconseja a su contraparte teatral que “si viviera en nuestra época, fuese libre y dueña de sí misma como era en 1500”.
En el Día del Libro, aparte de comprar una rosa y una novela, no sabéis qué hacer. El mejor plan posible en el Teatro Reina Victoria de Madrid. ‘La Celestina’, un clásico de la literatura española para disfrutar hasta el 16 de junio.
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