El Teatro Lope de Vega de Madrid acoge la decimocuarta temporada de este espectáculo, producido por Stage Entertainment y basado en el clásico de animación de Disney
¡Arranca una nueva temporada! Septiembre comienza a dar sus primeros pasos o cómo dice el refranero español, “adiós al verano, pero en este mes no todo es malo”. ¿Sabías que la novena página del calendario debería ser la decimocuarta? Creeréis que a “este chiquillo le ha dado un golpe de calor y se ha vuelto loco” y es que para entender la numerología se necesita una pizca de locura. Según los “creyentes” de los números, el 14 simboliza el cambio, la transformación, la conmutación o lo que es lo mismo, retos y aventuras en nuestro “ciclo de la vida”. Dejar de fumar, ponerse a dieta, ir al gimnasio o aprender otro idioma, ¿no son objetivos que nos marcamos cada año después del 31 de agosto? Aunque en enero también, pero con tanta cuesta no estamos “preparados” para llevarlos a cabo. Sufridores por naturaleza, vivimos entre propósitos, pero olvidándonos del sine qua non: disfrutar del camino, del día a día, del momento, llámalo Carpe Diem o Hakuna Matata. No se si fue “en la noche del amor” o en alguna “estampida”, pero Agustín Argüello encontró su rugido: subirse cada noche al escenario y mostrar su pasión por el TEATRO. “Casualmente me enamoré de los musicales por primera vez mientras participaba en el reality show ‘La Academia’. Tuve un desafío durante el programa, en el que hice una actuación en ‘Mamma mia’ y a partir de ahí, descubrí este mundo. Soy de Córdoba, en Argentina y apenas llegan estos espectáculos, lo que hacen que sean ajenos a mi cultura. ¡Guau! Cantan, bailan, actúan y se divierten a la vez y pensé “¡Ojalá tenga la oportunidad remota de hacer eso en mi carrera! Obviamente fue un sueño, pero tiempo después se hizo realidad. ¡Lo desee tanto que llegó!”. Las luciérnagas o las bolas gigantes de gas ardiente le guiaron para cruzar el charco y convertirse en el verdadero rey y león. Simba, ¿vive en él para siempre?. La respuesta, a un “upendi” de aquí. ¡Perdonad!, eso es en la secuela.
“¡Para siempre! Me hizo empezar mi carrera en México y actualmente, este show fue el que me trajo a España, conocer a mi mujer y tener a mi primera hija. Simba vive en mí y en todas las personas, que tienen la oportunidad de cambiar su vida en torno a esto”, explica este actor argentino, que tras participar en las versiones musicalizadas de ‘The Ghost’ y ‘Los Miserables’ en tierras mexicanas, vino a Madrid hace unos cuantos años a deleitarnos con su voz y talento. El Teatro Lope de Vega es su reinado y entre bichos, en una sabana africana y durante varias temporadas, interpreta al protagonista de ‘El Rey León, El Musical’. Producido por Stage Entertainment y basado en el clásico de animación de Disney, este espectáculo, que acaba de estrenar su decimocuarta ronda de actuaciones y es considerado el más longevo de la Gran Vía madrileña, sigue siendo “un reto después de todo. Cada mañana, me levanto y digo “Cuando va a ser fácil esto”. No hay que calentar ni prepararse antes, pero me mantiene en activo. Sabes que es un personaje exigente y miles de intérpretes quieren realizarlo, son perfectos para ello, por eso, tengo que defender el puesto, haciendo buen trabajo y estando en forma física, vocal y mentalmente, que es lo que esperan los espectadores de una obra así. Nunca dejo de entrenar como un deportista, ya que lo difícil no es llegar sino mantenerse”. Según Agustín Argüello, “el hormigueo de las primeras veces permanece en mí aunque está más controlado. Cuando hay alguien en el público que conozco viéndome, se descontrola y comienza el temblor de piernas, el aire se me va y se me secan los labios. Yo siento que si un artista pierde esos nervios lo que tiene que hacer es cambiar su papel porque le está comiendo la adrenalina. Tras 1500 funciones, el nerviosismo me mantiene vivo”.
‘El Rey León, El Musical’ es un ESPECTÁCULO de récord. Más de 110 millones de espectadores de 25 países lo han visto, 6 de estas millonadas en España; 70 premios internacionales y más de 140 personas hacen posible cada función. ¡Unos cuantos datos por aquí! 1700 horas para diseñar y construir más de 200 esculturas, 4 mil piezas entre anillos, pulseras y cinturones, 70 trajes distintos, de los cuales el 90% hecho a mano, 12 cambios de vestuario y algunos personajes, su maquillaje tarda una hora en estar listo. Agustín Argüello es un pieza más de este mamotreto teatral. Como deportista, “en todos los shows que he estado he tenido que estrenar una destreza física o vocal. Calentar bien, comer saludablemente, dormir bien, no salir de fiesta e ir a fisioterapia es mi rutina diaria. De joven solía jugar al basket después de cada actuación, pero ahora me duelen las piernas. A pesar de esto, es un aliciente para alguien que se dedica a esto”, para darlo todo cada noche. “No es una anécdota muy bonita, pero me generó una especie de temple para estas obras. En México, empecé de suplente de Carlos Rivera y antes de retirarse, en un primer salto se rompió el pie. En ese momento, salgo corriendo y voy directo a que me maquillen y entre con adrenalina a escena. Fue feo, pero a la vez bonito porque aunque el público quería verlo a él, me demostraron su cariño. Así fue como debute. Me sentí como Simba, un rey que está ahí pero que no quiere estar. Lo viví en mis propias carnes”, recuerda por teléfono.
“No dejen de prepararse nunca. Hay veces que te dicen “no”. En mi carrera, fue el 90% y el resto hay que estar listo para esos síes. Lo importante como he dicho con anterioridad no es llegar sino mantenerse, por eso, hay que ensayar y estudiar mucho. Cuando te tenga que llegar la oportunidad, lo hará, ya que es inevitable”, recalca Agustín Argüello que señala que este espectáculo es un canto a África, a su música y a su gente, “una carta de amor a una cultura que es tan distinta a la nuestra, tan espiritual y mágica. Existe un alto porcentaje de africanos en el show que hace que la magia de su país llegue al público, no solo la historia de este cuento sino sus tradiciones, su vestuario o su lenguaje. Es maravilloso verlos cantar, bailar y moverse en el escenario, ya que está hecho para ellos y nosotros somos sus invitados”. ‘Hakuna Matata’ es la moraleja de ‘El Rey León’ y no hay ni peros ni peras que valgan. Como si Simba no fuera él mismo sino un amigo peludo, el intérprete que sigue las huellas de Jason Raize, Carlos Rivera y Roger Wright, sus predecesores, explica que “he entendido con él el dicho “Lo que es para ti, ni aunque te quites, lo que no, aunque te pongas”. Cuando yo audicioné para el papel, hubo circunstancias donde yo no podía ni quería, pero hubo gente que me dijo que lo intentara. El destino te dice el momento en el que hay que estar. Es increíble como estaba marcado para interpretar este personaje. Gracias al teatro, puedo conocer al público español que me encanta y enseñarles a aceptar lo que tiene uno por camino”.
“La magia de este show es que lo puedes ver mil veces. Es una historia para adultos y para jóvenes que dependiendo de la edad, te toca de manera diferente. No es lo mismo para uno de dieciocho, un extranjero o alguien que acaba de ser padre. Cada actor le da su toque a su personaje lo que hace que sea impresionante. Admiro a mis compañeros y puedo observarlos en combinaciones distintas todos los días. Para los fans de esta obra, ver a un intérprete ser Timón en una función y en otra Zazu es muy divertido”, así describe Agustín Argüello ‘El Rey León, El Musical’. No os podéis perder uno de los ESPECTÁCULOS en mayúsculas de la Gran Vía madrileña. Es mi frase cliché estrella aunque en este caso, se lo ha ganado con méritos propios año tras año. Acaba de estrenar su decimocuarta temporada, así que pillar las entradas en el Teatro Lope de Vega de Madrid antes de que Rafiki os golpee con su vara. Septiembre se llena de magia, color, bichos y flamenco y nos recuerda que “Yo voy a ser el Rey León”.
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